lunes, 19 de agosto de 2024

Premio Contralmirante Manuel José García-Mansilla. La historia del reloj perdido.

          El próximo viernes 4 de octubre de 2024, se festejará un nuevo aniversario de la creación de nuestra querida Escuela Naval Militar. La familia García-Mansilla, concurrirá a la Escuela Naval Militar, sita en Rio Santiago, Provincia de Buenos Aires, para hacer entrega del 78ª premio: Contralmirante Manuel José García-Mansilla”. en el marco de los actos a llevarse a cabo con motivo del 152º aniversario de la creación de dicha institución.

    En dicha ceremonia,  se entregará el galardón - consistente en un reloj naútico - al cadete de III año      Francisco Crouset, quién fuera seleccionado entre sus compañeros por poseer las más altas virtudes militares, en especial aquellas relacionadas con la ética. Para tal fin,  se realizará una formación presidida por el señor Director de la Escuela Naval Militar, Contraalmirante Pablo Basso.

    Este premio fue instituido en el año 1946, por Juan Andrés García-Mansilla, hijo del Contralmirante Manuel José García-Mansilla, con el objeto de mantener vivo el recuerdo de quién tuvo la honra de presidir durante diez años a la Escuela Naval Argentina y para quien: "El porvenir de la Marina era su máxima obsesión y objetivo. Anhelaba verla grande respetada y querida por propios y extraños y a ella entregó sus mejores dones y sus esperanzas", siendo uno de los más altos exponentes de los oficiales de la Armada Argentina a lo largo de su vasta y rica historia.

    Con el grado de Contraalmirante - el más alto de la marina de aquel entonces - en actividad y ejerciendo el cargo de Director de  la Escuela Naval Militar, Manuel José García-Mansilla murió un jueves 18 de agosto de 1910, cuando se le computaban 35 años, 7 meses y 8 días de servicio.

    Durante los años que ejerció la dirección de la Escuela Naval, años 1900 -1905 y 1906-1910, egresaron las promociones N° 26 a 29 y 31 a 35, con un total de 18o oficiales argentinos y 7 extranjeros de Bolivia, Paraguay y Uruguay.

    Fue el primer director que falleció en el ejercicio de su cargo.



        Fue sepultado en el cementerio de Recoleta de la ciudad de Buenos Aires, luego de que el cortejo fúnebre se desplazara por Buenos Aires con una importante escolta naval y recibiera los máximos honores militares. Entre las personalidades que lo despidieron, se encontraba el Contraalmirante Atilio Barilari, que habló en nombre del gobierno nacional, expresando con sentidas palabras:

               "El Contraalmirante García-Mansilla,  factor importante y principal en el número de los que han contribuido a regenerar nuestra marina de guerra, deja una estela luminosa que puede servir de guía a los que están llamados mañana a regir sus destinos, y es por eso que su nombre será por largo tiempo repetido, cada vez que se tenga por delante un problema que resolver sobre su desenvolvimiento futuro, o sobre la aplicación de medios que deban mantenerlo fuerte, ilustrado y eficiente. 

    La distinción que se entrega, tiene su origen en una episodio ocurrido en al año 1878, a bordo de un buque de guerra francés y se lo recuerda con el nombre: “La historia del reloj perdido” ¿Porque?

    Evocar los hechos, nos obliga a remontarnos al año 1878. En aquel entonces una fragata acorazada francesa denominada "La Victorieuse" partió del puerto de Port Said, Egipto y navegaba raudamente rumbo a su destino. No era solo un buque-escuela. Era un crucero a vela y vapor de 4500 toneladas, que zarpó con una misión específica: reprimir una sublevación de presidiarios en Numea, Nueva Caledonia.

       
Fragata blindada "La Victorieuse", nave insignia de la escuadra francesa
del Pacífico Sur al mando del Contralmirante  Abel Aubert du  Petit- Thouars.

    Cuando se encontraba en aguas del Canal de Suez a la medianoche, fue necesario ejecutar cambios en la disposición del velamen. El oficial de guardia en el puente que conducía la maniobra era el Teniente Manuel José García-Mansilla. Inesperadamente, un marinero cayó al agua. Su búsqueda comenzó de inmediato. Iluminándose con faroles García-Mansilla lo divisó y gritó: ¡Hombre al agua!

    ¿Que hacer? Un oficial en servicio no puede abandonar su puesto. Sin embargo, al ver un camarada en peligro, solo dudo un instante. Se arrojó sin más vacilaciones al para socorrer a su subordinado, quién gritaba desesperado solicitando auxilio.

    Mientras tanto, el capitán del buque alertado por la marinería que estaba de servicio, comenzó a realizar una maniobra en círculo para posicionarse cerca de la boya arrojada al mar desde el barco.  Divisaron al joven Teniente argentino, quién había llegado hasta el marinero y comenzaba a arrastrarlo hacia la boya salvavidas.

    Exhaustos llegan a cubierta. El  joven héroe recibió efusivas expresiones de aprobación de los tripulantes del buque. Sin embargo, posteriormente fue confinado en su camarote para analizar su conducta. El abandono del puesto de mando, era una pena que se castigaba con cierto rigor. No obstante la reglamentación vigente, el comandante de la escuadra francesa del Pacífico Sur, contralmirante Abel Aubert du Petit-Thouars,  le hizo saber que apreciaba su acción y que ponderaría las causas que originaron su decisión en una situación tan extrema.

    La fragata retomó el rumbo y continuó su navegación. Pasado el tiempo, arribaron a puerto un domingo. Después de una misa a bordo, el capitán del buque ordenó que todo la tripulación se formara en cubierta para llevar a cabo una ceremonia.

    Se escucha una voz estentórea que con voz marcial dice: ¡Enseigne García-Mansilla, un paso al frente! La mente del oficial aludido era un volcán en ebullición. ¡Llegó mi hora!,  pensaba tristemente. Me aplicarán una sanción ejemplar. ¡No importa, la merezco! Un oficial debe asumir la responsabilidad de sus actos y reflexionaba, no me sentiré tan mal, ya que he salvado una vida. Se cuadró marcialmente ante su comandante y esperó el veredicto.

    Enorme fue su sorpresa, cuando el oficial al mando, comienza a ensalzar la acción llevada a cabo por el oficial García-Mansilla y le comunica que el Presidente de Francia, lo ha condecorado como oficial de  la Legión de Honor en grado de primera clase por su valentía y solidaridad. No menor fue su emoción al escuchar los acordes del himno nacional argentino, que,  en secreto habían ensayado los músicos de la banda para la ocasión..


    Enchido el pecho, una gran emoción lo embarga. Sus ojos están llenos de lagrimas. Su pensamiento vuela hacia quiénes le dieron la vida. Que orgullo sentirá mi padre:  Manuel Rafael García Aguirre!  quién entonces se desempeñaba como Ministro Plenipotenciario de la República Argentina ante el gobierno argentino de los Estados Unidos de Norteamérica. Que alegría inmensa la de mi madre Eduarda Mansilla Ortiz de Rozas, al ver que su “Manuelito”sin dudar, puso en peligro su vida, para salvar la de un semejante.

    Años después, cuando le cupo el honor de conducir la Escuela Naval Militar Argentina, grabó a fuego en los futuros oficiales, una consigna que la Armada Argentina ha honrado permanentemente: "Un hombre de mar nunca abandona a otro hombre de mar en peligro" No importa tiempo de paz o en medio de un conflicto, amigo o enemigo.

    En la paz de su camarote, comenzó a escribir una carta a su madre, para relatarle  lo acontecido:

"Canal de Suez, 9 de noviembre de 1878

Querida Mamita:

Al momento de mi partida de Port Said, he recibido la agradable noticia de mi promoción al grado de “enseigne" - Teniente de Corbeta -. El Almirante en persona me lo ha comunicado y me dijo que lamentaba no disponer de camarote para ofrecerme y que, si yo lo deseaba, me autorizaba y me dejaba la decisión de desembarcar de inmediato. Le respondí que no tenía inconveniente en permanecer en mi puesto y que podría desembarcar más adelante en Nouméa o en Valparaíso.

Anuncié la noticia a mis camaradas, quienes me felicitaron sin demasiado entusiasmo, pero ello poco importa. Por otra parte, los tranquilicé al decirles que no tenía la intención de ganarme los dos galones ni de considerarme superior a ellos con mi acción. Siempre esperaba mostrarme digno del grado que mi gobierno me confiriese y el azar hizo que una circunstancia se presentara para ello: anoche, mientras navegábamos por el Canal entre Imeliaj y los lagos amargos, un hombre de la tripulación cayó al mar cuando embarcaba en una lancha que se encontraba sobre la borda.

    Fui uno de los primeros en advertirlo, lancé el grito “¡Hombre al agua! Y luego salté. Había dudado unos segundos porque temía que me sobreviniera un ataque como el que me ocurrió en Boulogne y estaba, además, completamente vestido. Pero me sonrojé de haber dudado siquiera un segundo e inmediatamente ya estaba en el agua. Después de algunas brazadas ya arrastraba al hombre, que se recuperaba de su pánico y que, por otro lado, sabía nadar. La boya salvavidas fue utilizada de inmediato y pronto estuvimos ambos sobre ella. La Fragata, que se había detenido, nos envió poco tiempo después una lancha de salvataje.

    De regreso a bordo fui compensado de mi aflicción por los fuertes apretones de mano de mis compañeros, las miradas de admiración de la tripulación y la felicidad que se siente después de haber cumplido con el propio deber. El Almirante me hizo llamar y con algunas palabras me hizo sentir que apreciaba mi acción.

    Sólo hay un inconveniente: mi viejo reloj, que se empapó de agua salada, ha quedado en un estado lamentable. Te lo enviaré a Francia probablemente, si no encuentro buenos relojeros en Suez o en Adén.  Pierdo mi reloj, es verdad. Pero será reemplazado por la medalla de salvataje: hay compensación.

    Gano además la estima de la tripulación y la consideración de mis superiores.

    Te beso tierrnamente, mi querida Mamita, y estoy contento por Papá y por ti de esto que me está sucediendo.

    Tu hijo que te ama.

    Manuelito"



    Por su parte, el Contralmirante Abel Aubert Du Petit Thouars. en carta enviada al Ministro de Marina francés, comentaba el hecho de este modo:

Victorieuse, Canal de Suez, 9 de noviembre de 1878.

Almirante:

Vuestro joven protegido se ha empeñado en justificar la buena opinión que teneís de él. Ayer, marchando en el canal, cayó por la proa un hombre al agua y pasó debatiéndose por el fuerte remanso producido a lo largo del casco por el movimiento del navío en este canal estrecho. García Mansilla, que se hallaba en la toldilla, arrojóse inmediatamente al agua.

Como le manifesté al ministro, el peligro, si no era extremo, era por lo menos grave, y me parece justifica debidamente el pedido de una medalla de salvataje de primera clase que hice para él. Cual me lo dice usted, es un simpático joven.

Ha recibido vuestro despacho anunciándole su nombramiento de alférez de navío pero a mi no me fue comunicado,él desea seguir con nosotros conservando el puesto de sus camaradas, hasta las costas de Chile. Opino que tiene razón.

Adiós almirante, os renuevo las seguridades de mi mas respetuosa consideración.

E Dupetit Thouars.

    A bordo de dicha nave nuestro García-Mansilla recorrió las costas del Mediterráneo, canal de Suez, Australia y mares del Pacífico, llegando a Chile en la época de la guerra con el Perú.

    Tras dos años de navegación regresó a Francia en 1880 por el Estrecho de Magallanes, en la corbeta mixta "Hugon" completando de esa forma la vuelta al mundo. Tenía 21 años, poseía la Legión de Honor y era el segundo argentino en dar la vuelta al mundo, después del Capitán Tomás Espora.

    Es deseo de la familia García-Mansilla, al entregar este premio al abanderado de la Escuela Naval, mantener encendida la llama que inspiró a nuestro antepasado durante toda su vida.



El Teniente Coronel Manuel José García-Mansilla, entrega el premio en el año 1986 al Cadete de III Año
 Carlos María Allievi, hoy Jefe del Estado Mayor General de la Armada Argentina

                                                                                   
    La familia García-Mansilla espera que cada oficial de nuestra armada argentina, se haga merecedor, por su conducta a recibir el honroso homenaje que recibió el Almirante Manuel José García-Mansilla de parte de sus camaradas de armas, con motivo de su muerte prematura: , bajo el título de: "Era un ejemplo de soldado y de cultura" 

"El Contralmirante García-Mansilla,  por sus orígenes de raza representaba con orgullo la continuidad de un nombre histórico, la distinción de su cultura clásica denotaba en él cualidades extraordinarias, sus elevadas condiciones intelectuales anunciaban al hombre destinado a brillar en la ruda carrera que eligiera y de la cual era uno de sus hijos predilectos".


"Digno, altivo, honrado, estudioso, gran caballero, gran militar, vivió rodeado del respeto de todos, entre los cuales brilló siempre y de los cuales fue el primero en la hora crítica de las responsabilidades"


"Los que no conocieron al talentoso Almirante en la lucha de la labor diaria, los que no supieron apreciar su dotes de su preparación vastísima, dificilmente podrán aquilatar en su justo valor, lo que representa esta pérdida, ella nos deja un vacio que no será llenado por mucho tiempo desgraciadamente"


"Severo en la disciplina, pero afable y circunspecto, conocedor de todo lo que se necesita para llegar a la meta de las aspiraciones mas nobles, era un maestro verdadero, el confidente de los alumnos que el Estado le confiara, para imprimir en esas almas jóvenes el hálito superior de energías y grandezas, mostrándoles  una vida de honor y el ejemplo sin reproches de una conciencia pura"

Es el mejor epitafio al que puede aspirar un marino.

    Estas palabras resumen la personalidad de nuestro querido antepasado. Esa es la meta que creemos deben buscar quienes aspiran a formar parte del cuadro de oficiales de nuestros hombres de mar. Nosotros sus descendientes, entregamos este reloj, convencidos que el camino elegido por quién inspiró este galardón debe iluminar la vida de todo oficial de marina. Esperamos que ese futuro oficial que recibe hoy el premio comience o continue una estirpe que enorgullezca a sus descendientes y a la armada argentina.

(1) Boletín del Centro Naval de agosto 1910 - Tomo XXVIII, Número 321 


CONTRAALMIRANTE MANUEL JOSÉ GARCÍA-MANSILLA. 114° ANIVERSARIO DE SU MUERTE




     El 18 de agosto se cumplió el 114° aniversario de la muerte de este ilustra marino de nuetra querida ARMADA ARGENTINA.

    El óleo que ilustra este recuerdo, es obra de pintor Boni, y se encuentra en cuarto piso del Centro Naval en el 4° piso en el salón que lleva su nombre.
    Nació en Buenos Aires el 17 de febrero de 1859. Fue bautizado privadamente por el Presbítero Roque Mazeyra por encontrarse en peligro de muerte. Posteriormente el Canónigo Arcediano Felipe Elortondo le impuso óleo y crisma, el domingo 11 de diciembre de 1859- día de cumpleaños de su madre- , en la entonces Catedral Sud de San Ignacio, siendo sus padrinos, Guillermo Rawson y su abuela Agustina Ortiz de Rozas. (Libro de bautismos 5, folio 241, año 1859).
    Fue un Oficial de la Armada Argentina de fines del Siglo XIX, formado en los principios y virtudes de la marina de los tiempos legendarios, de esas épocas que tenían el sello indeleble del heroísmo de los caballeros del mar.
    Por sus méritos personales y profesionales, fue distinguido por la República Francesa con el grado de "Caballero" de la Orden Nacional de la Legión de Honor por acto de arrojo y valentía. Condecorado por el rey Humberto I de Italia como "Comendador" de la Orden al Mérito de la Corona Italiana por sus "destacados servicios en la carrera militar”.
    Condecorado por el gobierno francés con la Orden de las Palmas Académicas como “Officier de l’Instruction Publique” el 20 de marzo de 1910.
    En su carrera naval en constante ascenso, se le asignaron diversas responsabilidades, prestando servicios al comando de distintos navíos, enseñando como profesor de torpedos de la Escuela Naval, como Subdirector de la Estación General de Torpedos, más tarde al crearse la Dirección General de Torpedos por decreto del Presidente Carlos Pellegrini asumió la dirección de dicha dependencia naval, comandó la División Naval de Bahía Blanca, ejerció el cargo de Comandante de la Flota de Mar en tres oportunidades, formó a los futuros oficiales como Comandante Director de la Escuela Naval Militar durante una década y finalmente dio a conocer el profesionalismo de su institución como Comandante de la Brigada de Marina que representó a la Armada en los festejos conmemorativos del Centenario Argentino en 1910.
    Alcanzó la cúspide de la Armada Argentina al ser honrado con el cargo de Jefe del Estado Mayor General de esa querida institución naval por decreto del Presidente de la Nación José Evaristo Uriburu del 26 de agosto de 1895.
    Como expresa el Capitán de Navío Guillermo Oyarzábal, distinguido historiador naval en su obra: “La sola presencia de García-Mansilla y las nuevas promociones insuflaban aires de cambio a la conducción de la Armada y colmaba los espíritus de las razones para renovar esfuerzos en el camino del crecimiento.
    Murió en paz del Señor el 18 de agosto de 1910.

    Las repercusiones de su muerte

    El Contraalmirante Atilio Barilari, que habló en nombre del gobierno nacional, dijo entre otras cosas:
"El Contraalmirante Manuel José García-Mansilla, fue factor importante y principal en el número de los que han contribuido a regenerar nuestra marina de guerra, deja una estela luminosa que puede servir de guía a los que están llamados mañana a regir sus destinos, y es por eso quesu nombre será por largo tiempo repetido, cada vez que se tenga por delante un problema que resolver sobre su desenvolvimiento futuro, o sobre la aplicación de medios que deban mantenerlo fuerte, ilustrado y eficiente"
    El Capitán de Navío Manuel Barraza dijo en su despedida:
"La Marina sentía un legítimo orgullo teniendo entre sus filas a un hombre de tanto valor científico que, sin duda alguna hubiera hecho honor a las marinas más prestigiosas del mundo por la solidez de sus conocimientos y sus compañeros de armas que habíamosaprendido a estimarle y quererle por su valor intrínseco y que esperábamos hoy, mucho más que antes fulgurar los destellos brillantes de su inteligencia clara y bien nutrida, que le era proverbial, generamos el hondo pesar de verlo bajar a la tumba, tronchándose de un solo golpe todas las ilusiones de un hombre joven, patriota, bueno y sano, todas sus esperanzas para un futuro cercano, y todas las esperanzas cifradas en él por sus camaradas, a favor de la marina nacional"
    El periódico “El Diario” de Buenos Aires del 19 de agosto de 1910, publicó una sentida carta enviada por el Ingeniero Luiggi, enviada al director del periódico “La Patria degli italiani” que quiero compartir con mis lectores:
    “Me encuentro traspasado de dolor por la inmensa pérdida del ilustre amigo Almirante Manuel José García-Mansilla, tan súbita y y cruelmente robado a la Patria, que era el sueño de sus pensamientos, a la Marina y a la Ciencia que eran para él un culto, a los amigos que lo adoraban y a Italia a la que él amaba con afecto sincero y profundo. No sabría cómo corresponder a su deseo de ilustrar la experimentada acción del llorado Almirante en la construcción del Puerto Militar de Bahía Blanca. Puedo decirle únicamente que el voto de García-Mansilla, entonces Jefe del Estado Mayor de Marina, fue decisivo, porque tenían en él una fe completa, que nunca fue desmentida por el entonces presidente de la República Don José Félix Uriburu y el ministro de Guerra y Marina Ingeniero Guillermo Villanueva.
    “El inolvidable almirante, quería una flota compuesta de buques de poderoso armamento, bien acorazados, con máquinas poderosas y amplias carboneras, las que dado su gran radio de acción habían de ser naves de gran inmersión que pudiesen siempre entrar y salir del puerto sin preocuparse si la marea estaba alta o baja o si soplaba el “pampero” o el “viento del norte. Debía ser un puerto con suficiente profundidad de agua en todo tiempo y por esa razón debía establecerse en el Atlántico. De aquí, la elección del amplio y profundo estuario de Bahía Blanca, para la ubicación del Puerto Militar. Fue aquí cuando el almirante García-Mansilla tuvo clara la visión de los futuros destinos de la flota y nace de la adquisición del “San Martín” y el “Garibaldi”, la formación de la moderna flota argentina inspirada en criterios prácticos que la experiencia de la batalla de Tsushima confirmó brillantemente.”
    El diario La Prensa, lo despidió diciendo:
"La marina argentina está de duelo por el inesperado fallecimiento de uno de sus oficiales superiores, tal vez el más ilustrado…"
    El periódico "El Diario" manifestó:
"Era tan alto y tan legítimo el prestigio de este hombre de ciencia y de guerra, eran tan salientes sus méritos y tan grandes las esperanzas que el país tenía cifradas en su patriotismo, su abnegación y en su saber, que la prensa entera, sin distinción de ideas, ha condensado en una sola frase y en un solo concepto, el dolor intenso causado por esta pérdida irreparable (...) La Escuela Naval, los jóvenes cadetes que serán mañana los jefes superiores de la Armada, han velado el cadáver de su director, de su maestro, de ese noble jefe que fue ejemplo viviente de pundonor, de altivez y de justicia; y allí han podido, recogiendo el espíritu, prometerse imitar las virtudes del capitán y del caballero que se fue para siempre"
    El General Pablo Riccheri lo llamó:
"El primer hombre de ciencia de la Armada"
    El Ingeniero Santiago Barabino, en representación de la "Sociedad Científica Argentina", dijo:
"Grande es la pérdida sufrida por el país con la desaparición del Contraalmirante García-Mansilla, pues hoy que la fatalidad lo ha eliminado del mundo de los vivos, puede decirse sin menoscabo para nadie, que era el más elevado exponente intelectual de nuestra Armada, el más docto marino que poseía la Nación. Su pericia naval, su competencia técnica, han sido demostradas brillantemente por él en los elevados cargos que ejerciera en la administración y comando de nuestra escuadra"
    El Centro Naval lo recordó publicando en su Boletín de agosto de 1910 con el título "Era un ejemplo de soldado y cultura" en el cual afirmaba del difunto Contraalmirante:
“La abnegación hasta el sacrificio de sus ideales, la nobleza de sentimientos, el valor de las amargas responsabilidades, hacían de él el tipo perfecto de soldado; la inteligencia superior educada en el continuo estudio, la preparación nunca discutida, fruto de su talento privilegiado, formaban al hombre de ciencia. Severo en la disciplina, pero afable y circunspecto, conocedor de todo lo que se necesita para llegar a la meta de las aspiraciones más nobles, era un maestro verdadero, el confidente de los alumnos que el Estado le confiara, para imprimir en esas almas jóvenes el hálito superior de energías y grandezas, mostrándoles una vida de honor y el ejemplo sin reproches de una conciencia pura. Digno, altivo, honrado, estudioso, gran caballero, gran militar, vivió rodeado del respeto de todos, entre los cuales brilló siempre y de los cuales fue el primero en la hora crítica de las responsabilidades. Los que no conocieron al talentoso Almirante en la lucha de la labor diaria, los que no supieron apreciar sus dotes de su preparación vastísima, difícilmente podrán aquilatar en su justo valor, lo que representa esta pérdida, ella nos deja un vacío que no será llenado por mucho tiempo desgraciadamente"
FUENTES:
*Manuel Rafael García-Mansilla y Guillermo Cornejo García-Mansilla . Premio Contraalmirante Manuel José García-Mansilla. Editorial Virtudes. Salta. Año 2023.
*Guillermo Oyarzábal "Los marinos de la Generación del Ochenta". Evolución y consolidación del poder naval (1872-1902). Página 248/249, Emecé Editores. Memoria Argentina. Buenos Aires. Año 2015.
*Por Jorge Rafael Bóveda. "García-Mansilla, un marino de fin de siglo" Por Jorge Rafael Bóveda. Revista "Todo es Historia" Nº 516, julio de 2010. Buenos Aires. Página 35.
* Suplemento del Boletín del Centro Naval Nº 827, "En homenaje a su primer Presidente con motivo de cumplirse 100 años de su fallecimiento" pág. 29.
*Boletín del Centro Naval, Tomo XXVIII, Número 321 de agosto de 1910.
* "El Diario", Buenos Aires, 19 de agosto de 1910.
Manuel Rafael 

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