El 18 de agosto se cumplió el 114° aniversario de la muerte de este ilustra marino de nuetra querida ARMADA ARGENTINA.
El óleo que ilustra este recuerdo, es obra de pintor Boni, y se encuentra en cuarto piso del Centro Naval en el 4° piso en el salón que lleva su nombre.
Nació en Buenos Aires el 17 de febrero de 1859. Fue bautizado privadamente por el Presbítero Roque Mazeyra por encontrarse en peligro de muerte. Posteriormente el Canónigo Arcediano Felipe Elortondo le impuso óleo y crisma, el domingo 11 de diciembre de 1859- día de cumpleaños de su madre- , en la entonces Catedral Sud de San Ignacio, siendo sus padrinos, Guillermo Rawson y su abuela Agustina Ortiz de Rozas. (Libro de bautismos 5, folio 241, año 1859).
Fue un Oficial de la Armada Argentina de fines del Siglo XIX, formado en los principios y virtudes de la marina de los tiempos legendarios, de esas épocas que tenían el sello indeleble del heroísmo de los caballeros del mar.
Por sus méritos personales y profesionales, fue distinguido por la República Francesa con el grado de "Caballero" de la Orden Nacional de la Legión de Honor por acto de arrojo y valentía. Condecorado por el rey Humberto I de Italia como "Comendador" de la Orden al Mérito de la Corona Italiana por sus "destacados servicios en la carrera militar”.
Condecorado por el gobierno francés con la Orden de las Palmas Académicas como “Officier de l’Instruction Publique” el 20 de marzo de 1910.
En su carrera naval en constante ascenso, se le asignaron diversas responsabilidades, prestando servicios al comando de distintos navíos, enseñando como profesor de torpedos de la Escuela Naval, como Subdirector de la Estación General de Torpedos, más tarde al crearse la Dirección General de Torpedos por decreto del Presidente Carlos Pellegrini asumió la dirección de dicha dependencia naval, comandó la División Naval de Bahía Blanca, ejerció el cargo de Comandante de la Flota de Mar en tres oportunidades, formó a los futuros oficiales como Comandante Director de la Escuela Naval Militar durante una década y finalmente dio a conocer el profesionalismo de su institución como Comandante de la Brigada de Marina que representó a la Armada en los festejos conmemorativos del Centenario Argentino en 1910.
Alcanzó la cúspide de la Armada Argentina al ser honrado con el cargo de Jefe del Estado Mayor General de esa querida institución naval por decreto del Presidente de la Nación José Evaristo Uriburu del 26 de agosto de 1895.
Como expresa el Capitán de Navío Guillermo Oyarzábal, distinguido historiador naval en su obra: “La sola presencia de García-Mansilla y las nuevas promociones insuflaban aires de cambio a la conducción de la Armada y colmaba los espíritus de las razones para renovar esfuerzos en el camino del crecimiento.
Murió en paz del Señor el 18 de agosto de 1910.
Las repercusiones de su muerte
El Contraalmirante Atilio Barilari, que habló en nombre del gobierno nacional, dijo entre otras cosas:
"El Contraalmirante Manuel José García-Mansilla, fue factor importante y principal en el número de los que han contribuido a regenerar nuestra marina de guerra, deja una estela luminosa que puede servir de guía a los que están llamados mañana a regir sus destinos, y es por eso quesu nombre será por largo tiempo repetido, cada vez que se tenga por delante un problema que resolver sobre su desenvolvimiento futuro, o sobre la aplicación de medios que deban mantenerlo fuerte, ilustrado y eficiente" El Capitán de Navío Manuel Barraza dijo en su despedida:
"La Marina sentía un legítimo orgullo teniendo entre sus filas a un hombre de tanto valor científico que, sin duda alguna hubiera hecho honor a las marinas más prestigiosas del mundo por la solidez de sus conocimientos y sus compañeros de armas que habíamosaprendido a estimarle y quererle por su valor intrínseco y que esperábamos hoy, mucho más que antes fulgurar los destellos brillantes de su inteligencia clara y bien nutrida, que le era proverbial, generamos el hondo pesar de verlo bajar a la tumba, tronchándose de un solo golpe todas las ilusiones de un hombre joven, patriota, bueno y sano, todas sus esperanzas para un futuro cercano, y todas las esperanzas cifradas en él por sus camaradas, a favor de la marina nacional"
El periódico “El Diario” de Buenos Aires del 19 de agosto de 1910, publicó una sentida carta enviada por el Ingeniero Luiggi, enviada al director del periódico “La Patria degli italiani” que quiero compartir con mis lectores:
“Me encuentro traspasado de dolor por la inmensa pérdida del ilustre amigo Almirante Manuel José García-Mansilla, tan súbita y y cruelmente robado a la Patria, que era el sueño de sus pensamientos, a la Marina y a la Ciencia que eran para él un culto, a los amigos que lo adoraban y a Italia a la que él amaba con afecto sincero y profundo. No sabría cómo corresponder a su deseo de ilustrar la experimentada acción del llorado Almirante en la construcción del Puerto Militar de Bahía Blanca. Puedo decirle únicamente que el voto de García-Mansilla, entonces Jefe del Estado Mayor de Marina, fue decisivo, porque tenían en él una fe completa, que nunca fue desmentida por el entonces presidente de la República Don José Félix Uriburu y el ministro de Guerra y Marina Ingeniero Guillermo Villanueva.
“El inolvidable almirante, quería una flota compuesta de buques de poderoso armamento, bien acorazados, con máquinas poderosas y amplias carboneras, las que dado su gran radio de acción habían de ser naves de gran inmersión que pudiesen siempre entrar y salir del puerto sin preocuparse si la marea estaba alta o baja o si soplaba el “pampero” o el “viento del norte. Debía ser un puerto con suficiente profundidad de agua en todo tiempo y por esa razón debía establecerse en el Atlántico. De aquí, la elección del amplio y profundo estuario de Bahía Blanca, para la ubicación del Puerto Militar. Fue aquí cuando el almirante García-Mansilla tuvo clara la visión de los futuros destinos de la flota y nace de la adquisición del “San Martín” y el “Garibaldi”, la formación de la moderna flota argentina inspirada en criterios prácticos que la experiencia de la batalla de Tsushima confirmó brillantemente.”
El diario La Prensa, lo despidió diciendo:
"La marina argentina está de duelo por el inesperado fallecimiento de uno de sus oficiales superiores, tal vez el más ilustrado…"
El periódico "El Diario" manifestó:
"Era tan alto y tan legítimo el prestigio de este hombre de ciencia y de guerra, eran tan salientes sus méritos y tan grandes las esperanzas que el país tenía cifradas en su patriotismo, su abnegación y en su saber, que la prensa entera, sin distinción de ideas, ha condensado en una sola frase y en un solo concepto, el dolor intenso causado por esta pérdida irreparable (...) La Escuela Naval, los jóvenes cadetes que serán mañana los jefes superiores de la Armada, han velado el cadáver de su director, de su maestro, de ese noble jefe que fue ejemplo viviente de pundonor, de altivez y de justicia; y allí han podido, recogiendo el espíritu, prometerse imitar las virtudes del capitán y del caballero que se fue para siempre"
El General Pablo Riccheri lo llamó:
"El primer hombre de ciencia de la Armada"
El Ingeniero Santiago Barabino, en representación de la "Sociedad Científica Argentina", dijo:
"Grande es la pérdida sufrida por el país con la desaparición del Contraalmirante García-Mansilla, pues hoy que la fatalidad lo ha eliminado del mundo de los vivos, puede decirse sin menoscabo para nadie, que era el más elevado exponente intelectual de nuestra Armada, el más docto marino que poseía la Nación. Su pericia naval, su competencia técnica, han sido demostradas brillantemente por él en los elevados cargos que ejerciera en la administración y comando de nuestra escuadra"
El Centro Naval lo recordó publicando en su Boletín de agosto de 1910 con el título "Era un ejemplo de soldado y cultura" en el cual afirmaba del difunto Contraalmirante:
“La abnegación hasta el sacrificio de sus ideales, la nobleza de sentimientos, el valor de las amargas responsabilidades, hacían de él el tipo perfecto de soldado; la inteligencia superior educada en el continuo estudio, la preparación nunca discutida, fruto de su talento privilegiado, formaban al hombre de ciencia. Severo en la disciplina, pero afable y circunspecto, conocedor de todo lo que se necesita para llegar a la meta de las aspiraciones más nobles, era un maestro verdadero, el confidente de los alumnos que el Estado le confiara, para imprimir en esas almas jóvenes el hálito superior de energías y grandezas, mostrándoles una vida de honor y el ejemplo sin reproches de una conciencia pura. Digno, altivo, honrado, estudioso, gran caballero, gran militar, vivió rodeado del respeto de todos, entre los cuales brilló siempre y de los cuales fue el primero en la hora crítica de las responsabilidades. Los que no conocieron al talentoso Almirante en la lucha de la labor diaria, los que no supieron apreciar sus dotes de su preparación vastísima, difícilmente podrán aquilatar en su justo valor, lo que representa esta pérdida, ella nos deja un vacío que no será llenado por mucho tiempo desgraciadamente"
FUENTES:
*Manuel Rafael García-Mansilla y Guillermo Cornejo García-Mansilla . Premio Contraalmirante Manuel José García-Mansilla. Editorial Virtudes. Salta. Año 2023.
*Guillermo Oyarzábal "Los marinos de la Generación del Ochenta". Evolución y consolidación del poder naval (1872-1902). Página 248/249, Emecé Editores. Memoria Argentina. Buenos Aires. Año 2015.
*Por Jorge Rafael Bóveda. "García-Mansilla, un marino de fin de siglo" Por Jorge Rafael Bóveda. Revista "Todo es Historia" Nº 516, julio de 2010. Buenos Aires. Página 35.
* Suplemento del Boletín del Centro Naval Nº 827, "En homenaje a su primer Presidente con motivo de cumplirse 100 años de su fallecimiento" pág. 29.
*Boletín del Centro Naval, Tomo XXVIII, Número 321 de agosto de 1910.
* "El Diario", Buenos Aires, 19 de agosto de 1910.